Śrīla Prabhupāda Līlambṛta - — Śrīla Prabhupāda Līlambṛta
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San Francisco, December 14, 1967

San Francisco, 14 de diciembre de 1967

AS SOON AS Śrīla Prabhupāda came into view, many devotees began to cry out or shed tears. He looked much healthier, tanned from the sun, spritely. He waved and smiled. That smile made them still more eager, and they could hardly contain themselves while Prabhupāda patiently waited for a customs official to inspect his bags.

TAN PRONTO COMO apareció Śrīla Prabhupāda, muchos devotos comenzaron a gritar o derramar lágrimas. Parecía mucho más saludable, bronceado por el sol, vivaz. Saludó y sonrió. Esa sonrisa los hizo aún más ansiosos, apenas podían contenerse mientras Prabhupāda esperaba pacientemente a que un oficial de aduanas inspeccionara sus maletas.

When Prabhupāda had left America, his disciples had been uncertain whether they would ever see him again. He had suffered a paralyzing stroke in New York and had gone back to India to recuperate. If he were going to die, he had said, the best place in the world was Vṛndāvana. But soon in his letters from India came news of his returning strength. Kṛṣṇa had saved him. Now he was back. They needed him; if they were to represent him and spread Kṛṣṇa consciousness, then they needed more association with Kṛṣṇa’s pure devotee.

Cuando Prabhupāda se fue de Norteamérica, sus discípulos no estaban seguros de si alguna vez lo volverían a ver. Sufrió un derrame cerebral paralizante en Nueva York y regresó a la India para recuperarse. Si iba a morir, dijo, el mejor lugar del mundo es Vṛndāvana. Pronto en sus cartas desde la India, llegó la noticia de que recuperó su fuerza. Kṛṣṇa lo salvó. Ahora está de vuelta. Ellos lo necesitan; si van a representarlo y difundir la Conciencia de Kṛṣṇa, entonces necesitarían más asociación con el devoto puro de Kṛṣṇa.

Jayānanda drove him from the airport in an old limousine decorated with flowers. Prabhupāda would be staying in an apartment in the brahmacārīs’ house on Willard Street, about two blocks from the storefront temple on Frederick Street. As he approached the door of his apartment, he saw the picture of Lord Viṣṇu, taped to the inside of the glass, facing him. Although the devotees had debated about the picture because Lord Viṣṇu had not been colored blue, Prabhupāda joined his palms together in the praṇāma gesture and, slightly bowing his head, passed Lord Viṣṇu and entered the house.

Jayānanda lo llevó desde el aeropuerto en una vieja limusina decorada con flores. Prabhupāda se hospedaría en un apartamento en la casa de los brahmacārīs en la Calle Willard, a unas dos cuadras del templo de la tienda en la Calle Frederick. Cuando se acercó a la puerta de su apartamento, vio la imagen del Señor Viṣṇu, pegada con cinta adhesiva en el interior del vidrio, frente a él. Aunque los devotos debatieron sobre la imagen porque el Señor Viṣṇu no estaba coloreado de azul, Prabhupāda juntó las palmas de las manos en el gesto de praṇāma, inclinó levemente la cabeza, pasó junto al Señor Viṣṇu y entró en la casa.

The devotees gathered excitedly in Prabhupāda’s room. One of them had read about a Vaiṣṇava ceremony of washing the feet of the spiritual master, so they had prepared a pitcher of water and a bowl. Prabhupāda permitted it, and in a few seconds it was done. Then he sat facing a crowded room of intimate devotees. Taking his karatālas and playing them softly and sweetly, he led a Hare Kṛṣṇa kīrtana. It was no ordinary thing how Prabhupāda sang and how they listened and chanted in response with fastened, ecstatic attention. But it was brief.

Los devotos se reunieron emocionados en la habitación de Prabhupāda. Uno de ellos leyó acerca de una ceremonia vaiṣṇava de lavar los pies del maestro espiritual, por lo que tenían preparado una jarra de agua y un cuenco. Prabhupāda lo permitió y en unos segundos estaba hecho. Luego se sentó frente a una sala llena de devotos íntimos. Tomando sus karatālas tocándolos suave y dulcemente, dirigió un kīrtana Hare Kṛṣṇa. No era algo común cómo cantaba Prabhupāda y cómo escuchaban y cantaban en respuesta con atención fija y extática. Pero fue breve.

Afterwards, he began to speak of Kṛṣṇa. He said that Kṛṣṇa is the Supreme Personality of Godhead and everyone’s best friend. Even a good friendship in this world is a small indication of Kṛṣṇa’s friendship, because everything is coming from Kṛṣṇa. If you feel good on a nice spring day, that is an indication of Kṛṣṇa. The smell of an aromatic flower – that is Kṛṣṇa. Whatever is good in this world is Kṛṣṇa, and all that is bad comes from forgetfulness of Kṛṣṇa. Prabhupāda spoke with a kind, gentle, and humble attitude.

Posteriormente, comenzó a hablar de Kṛṣṇa. Dijo que Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios y el mejor amigo de todos. Incluso una buena amistad en este mundo es una pequeña indicación de la amistad de Kṛṣṇa, porque todo proviene de Kṛṣṇa. Si te sientes bien en un hermoso día de primavera, eso es una indicación de Kṛṣṇa. El olor de una flor aromática: eso es Kṛṣṇa. Todo lo que es bueno en este mundo es Kṛṣṇa y todo lo que es malo proviene del olvido de Kṛṣṇa. Prabhupāda habló con una actitud amable, gentil y humilde.

He had brought back some gifts. For the ladies he had sārīs. He held up the thin cotton cloths one at a time, called the name of each initiated girl disciple, and handed her a sārī. One sārī was white with a red and black design, others were white with single-color borders. In a small saffron cloth Prabhupāda had three silken garlands. He unwrapped them, saying, These can be tied around the necks of Lord Jagannātha, Subhadrā, and Balarāma. Previous to this, the deities had received no dresses or decorations.

Él trajo algunos regalos. Para las damas tenía saris. Levantó las finas telas de algodón una a la vez, llamó el nombre de cada discípula iniciada y le entregó un sārī. Un sārī era blanco con un diseño rojo y negro, otros eran blancos con bordes de un solo color. En una pequeña tela color azafrán, Prabhupāda tenía tres guirnaldas de seda. Las desenvolvió y dijo: Estas se pueden atar alrededor del cuello del Señor Jagannātha, Subhadrā y Balarāma. Antes de esto, las deidades no habían recibido vestidos ni decoraciones.

Mukunda and Śyāmasundara came forward to show Prabhupāda their first American-made karatālas. Months ago Prabhupāda had suggested that they might make karatālas in America, and the men had analyzed the metals in the Indian karatālas, gathered the ingredients from scrapyards, taken them to a foundry, and had them molded into a finished product. Prabhupāda took the first pair of American karatālas in his hand, hit them together a few times, and pronounced, Not so great. Again he took up his own beautifully polished brass karatālas from India. Striking them together once, he let them ring for a long time. This is great, he said.

Mukunda y Śyāmasundara se adelantaron para mostrarle a Prabhupāda sus primeros karatālas hechos en Estados Unidos. Meses atrás, Prabhupāda sugirió que podían hacer karatālas en Norteamérica, los hombres analizaron los metales en los karatālas indios, recolectaron los ingredientes de los depósitos de chatarra, los llevaron a una fundición y los moldearon en un producto terminado. Prabhupāda tomó el primer par de karatālas estadounidenses en su mano, los golpeó unas cuantas veces y pronunció: No tan bueno. Nuevamente tomó sus propios karatālas de latón bellamente pulidos de la India. Golpeándolos juntos una vez, los dejó sonar durante mucho tiempo. Esto es genial, dijo.

Then, looking around the room, Prabhupāda engaged in friendly little exchanges with his disciples. Seeing Līlāvatī sitting in a corner with her baby daughter, Subhadrā, Prabhupāda said, Your daughter looks just like Subhadrā. Līlāvatī sighed gratefully to hear it. Govinda dāsī, Prabhupāda said, I am always thinking of your paintings.

Luego, mirando alrededor de la habitación, Prabhupāda participó en pequeños intercambios amistosos con sus discípulos. Al ver a Līlāvatī sentada en un rincón con su hijita, Subhadrā, Prabhupāda dijo: Tu hija se parece a Subhadrā. Līlāvatī suspiró agradecida al escucharlo. Govinda dāsī, dijo Prabhupāda, siempre estoy pensando en tus pinturas.

Prabhupāda asked whether all the devotees were chanting their prescribed sixteen rounds daily. Almost everyone replied, Yes, Svāmīji. One new devotee, however, an English girl whose face turned bright red, began to stammer in a faltering voice. I chant... she said, I chant... and then suddenly blurting out like a little girl about to cry, Sometimes I chant more than sixteen rounds a day! Her voice cracked, and she seemed on the brink of tears, but the devotees and Prabhupāda could not help from laughing. In Prabhupāda’s presence it all seemed jovial. Uddhava dāsa came into the room and announced, We have some prasādam for you, Svāmīji. Would you like to take now?

Prabhupāda preguntó si todos los devotos estaban cantando diariamente las dieciséis rondas prescritas. Casi todos respondieron: Sí, Svāmīji. Sin embargo, una nueva devota, una muchacha inglesa cuyo rostro se puso rojo brillante, comenzó a tartamudear con voz entrecortada. Yo canto..., dijo, yo canto... y luego soltó repentinamente como una niña pequeña a punto de llorar: ¡A veces canto más de dieciséis rondas al día!. Su voz se quebró y parecía al borde de las lágrimas, pero los devotos y Prabhupāda no pudieron evitar reírse. En la presencia de Prabhupāda todo parecía jovial. Uddhava dāsa entró en la habitación y anunció: Tenemos algo de prasādam para ti, Svāmīji. ¿Te gustaría tomarlo ahora?

What? asked Prabhupāda. A little rice? The devotees began to laugh, thinking of the elaborate feast they had prepared for Prabhupāda.

¿Qué? preguntó Prabhupada. ¿Un poco de arroz? Los devotos comenzaron a reír, pensando en el elaborado festín que prepararon para Prabhupāda.

Prabhupāda had one more thing to show them in his bag. It was a coconut grater commonly used in Bengali households. Prabhupāda gave it to Yamunā, who began to grate a coconut while the devotees watched. Surrounded by his devotees, Prabhupāda then went to the kitchen and prepared coconut laḍḍus made from the white coconut pulp, butter, sugar, black pepper, cardamom, and camphor flavor. He rolled them into balls, ate one himself, and distributed a few.

Prabhupāda tenía una cosa más para mostrarles en su bolso. Era un rallador de coco de uso común en los hogares bengalíes. Prabhupāda se lo dio a Yamunā, quien comenzó a rallar un coco mientras los devotos miraban. Rodeado de sus devotos, Prabhupāda luego fue a la cocina y preparó laḍḍus de coco hecho con pulpa de coco blanco, mantequilla, azúcar, pimienta negra, cardamomo y aroma de alcanfor. Los hizo bolas, se comió una y distribuyó unas cuantas.

Prabhupāda returned to his room, where he sat down again and was silent. Sensing that he should be left alone, the devotees excused themselves from his presence. Everyone was satisfied. Prabhupāda was back, and they would have him for a while.

Prabhupāda regresó a su habitación, donde se sentó nuevamente y permaneció en silencio. Sintiendo que debía quedarse solo, los devotos se excusaron de su presencia. Todos quedaron satisfechos. Prabhupāda regresó y lo tendrían por un tiempo.

Jīvānanda: After everybody left, I stayed behind to talk to him, and seeing me just kind of sitting there, he put me to work and made me clean up his room. I began to pick up the paper and stuff and throw away all the boxes. So afterwards Prabhupāda said, “So you have some question?” And I said, “Yes, Svāmīji. I would like to get married to Harṣarāṇī.” He said, “Oh. Who are you?” I said, “I am Jīvānanda.” He said, “Oh, you have been initiated?” I said, “Yes.” He said, “By me?” and I said, “Yes.” He said, “That’s very nice. What do you do?” I said, “Well, when I was in Santa Fe, I used to milk the cows.” He said, “That is very nice.” We talked some more, and then I said, “Svāmīji, can I get married?” He said, “I will think about it. You can ask me again later.”

Jīvānanda: Después de que todos se fueron, me quedé para hablar con él, al verme sentado allí, me puso a trabajar y me hizo limpiar su habitación. Empecé a recoger el papel y esas cosas y a tirar todas las cajas. Así que después Prabhupāda dijo: “¿Entonces tienes alguna pregunta?” dije: “Sí, Svāmīji. Me gustaría casarme con Harṣarāṇī”. Él dijo: “Ay. ¿Quién eres?” Dije: “Yo soy Jīvānanda”. Él dijo: “Oh, ¿has sido iniciado?” Dije “si.” Él dijo: “¿Por mí?” y yo dije: “Sí”. Él dijo: “Eso es muy bueno. ¿A qué te dedicas?” Dije: “Bueno, cuando estaba en Santa Fe, ordeñaba las vacas”. Él dijo: “Eso es muy bueno”. Hablamos un poco más y luego dije: “Svāmīji, ¿puedo casarme?” Él dijo: “Lo pensaré. Puedes volver a preguntarme más tarde”.

Cidānanda: That evening I went to his room to see him, as I felt he might be lonely. I went into his room to try to keep him company, but as soon as I got there he started talking about Kṛṣṇa. There were some Brijabasi posters of Kṛṣṇa on the wall, and he would point to them and explain a little, saying, “Here is Kṛṣṇa and Arjuna on the Battlefield of Kurukṣetra.” He talked, and I didn’t have a chance to say anything, but he just talked about the posters on the wall. I got the feeling that we had known each other from some other time, although this was the first time I was seeing him. Yet he seemed like an old friend. He was certainly magnanimous and cordial as he sat there and talked about Kṛṣṇa. I felt that if he was an old friend, then maybe I would know this to be a fact some day. But my attention span was not very long, and I really didn’t know very much about the life of Kṛṣṇa, so I left after a short period of time.

Cidānanda: Esa noche fui a su habitación a verlo, ya que sentí que podría estar solo. Fui a su habitación para tratar de hacerle compañía, pero tan pronto como llegué, comenzó a hablar de Kṛṣṇa. Había algunos carteles Brijabasi de Kṛṣṇa en la pared, él los señalaba y explicaba un poco, diciendo: “Aquí están Kṛṣṇa y Arjuna en el campo de batalla de Kurukṣetra”. Habló y no tuve la oportunidad de decir nada, pero solo habló sobre los carteles en la pared. Tuve la sensación de que nos conocíamos de otro tiempo, aunque esta era la primera vez que lo veía. Sin embargo, parecía un viejo amigo. Ciertamente fue magnánimo y cordial cuando se sentó allí y habló sobre Kṛṣṇa. Sentí que si él era un viejo amigo, entonces tal vez algún día sabría que esto es un hecho. Pero mi lapso de atención no fue muy largo, realmente no sabía mucho sobre la vida de Kṛṣṇa, así que me fui después de un corto período de tiempo.

Prabhupāda had a small band of disciples in San Francisco – not more than fifteen – but they were becoming intensely attached to him, especially since his poignant departure and now his return into their midst. Each of them wanted to engage more in Prabhupāda’s personal service, although only his secretaries, Gaurasundara and Govinda dāsī, and his servant, Upendra, were allowed to be with him constantly. One of the devotees asked Prabhupāda about feeling envy toward those devotees who seemed to be especially favored. Everyone, Prabhupāda replied, from Lord Brahmā and Indra down to the insignificant ant, is sometimes envious. No one wants to tolerate another person’s advancement or another person’s taking an exalted position. And it is a fact, Prabhupāda said, that if we find a person excelling in a field or serving the spiritual master, then that person is very fortunate by Kṛṣṇa’s arrangement. But in the spiritual world there is no envy over such a thing. Rather, in the spiritual world everyone is pleased and excited to see that one person is in a more advanced position. They are enthused and gladdened by it. But in the material world there is always competitive nature and envy. His words pacified them. If Prabhupāda allowed someone to serve him, they would accept it as the arrangement of Kṛṣṇa.

Prabhupāda tenía un pequeño grupo de discípulos en San Francisco, no más de quince, se estaban apegando intensamente a él, especialmente desde su conmovedora partida y ahora su regreso entre ellos. Cada uno de ellos quería dedicarse más al servicio personal de Prabhupāda, aunque solo a sus secretarios, Gaurasundara y Govinda dāsī, y a su sirviente, Upendra, se les permitía estar con él constantemente. Uno de los devotos le preguntó a Prabhupāda acerca de sentir envidia hacia aquellos devotos que parecían ser especialmente favorecidos. Todos, respondió Prabhupāda, desde el Señor Brahmā e Indra hasta la insignificante hormiga, a veces sienten envidia. Nadie quiere tolerar el avance de otra persona o que otra persona tome una posición exaltada. Es un hecho, dijo Prabhupāda, que si encontramos a una persona sobresaliendo en un campo o sirviendo al maestro espiritual, entonces esa persona es muy afortunada por el arreglo de Kṛṣṇa. Pero en el mundo espiritual no hay envidia por tal cosa. Más bien, en el mundo espiritual todos están complacidos y emocionados de ver que una persona está en una posición más avanzada. Están entusiasmados y contentos por ello. En el mundo material siempre existe la naturaleza competitiva y la envidia. Sus palabras los tranquilizaron. Si Prabhupāda permite que alguien lo sirva, lo aceptaría como disposición de Kṛṣṇa.

But everyone got a chance to accompany Svāmīji on his morning walks. They were open to whoever wanted to go. Usually one or two of the brahmacārīs and one or two householder couples would accompany him. They would drive Prabhupāda to the park in the temple’s car, a 1952 blue Ford coupé. Usually Jayānanda would drive the car. The passenger seat was broken and tilted back at a forty-five-degree angle to the ground, and although Prabhupāda sat up straight, his chin held high, the seat slanted so much that he could only see out of the lowest part of the window. But it was the only car they had, and Prabhupāda never complained.

Todos tuvieron la oportunidad de acompañar a Svāmīji en sus caminatas matutinas. Estaban abiertas a quien quisiera ir. Por lo general, lo acompañaban uno o dos de los brahmacārīs y una o dos parejas de cabezas de familia. Llevaban a Prabhupāda al parque en el auto del templo, un Ford cupé azul de 1952. Por lo general, Jayānanda conducía el automóvil. El asiento del pasajero estaba roto e inclinado hacia atrás en un ángulo de cuarenta y cinco grados con respecto al suelo y aunque Prabhupāda se sentó derecho, con la barbilla en alto, el asiento estaba tan inclinado que solo podía ver por la parte más baja de la ventana, pero era el único auto que tenían, Prabhupāda nunca se quejó.

He began his old routine of daily walking around Stowe Lake in Golden Gate Park. Healthy, free, and spontaneous, always in command, talking and preaching, Prabhupāda seemed very happy to be back in San Francisco. And there were also new devotees who were seeing him for the first time.

Comenzó su antigua rutina de caminar diariamente alrededor del lago Stowe en el parque Golden Gate. Sano, libre y espontáneo, siempre al mando, hablando y predicando, Prabhupāda parecía muy feliz de estar de regreso en San Francisco. También había nuevos devotos que lo estaban viendo por primera vez.

For about the first week on his morning walks, Prabhupāda talked frequently about the existence of the soul, explaining Kṛṣṇa’s arguments in the Bhagavad-gītā.

Aproximadamente durante la primera semana en sus caminatas matutinas, Prabhupāda habló con frecuencia sobre la existencia del alma, explicando los argumentos de Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā.

One morning a car was parked near where they walked, and seated in the driver’s seat was a dejected-looking man who sat slumped over, with a long, drawn, unhappy face. Day after day this car appeared there, and the man sat unhappily while the devotees walked past in the company of Śrīla Prabhupāda. Finally, after about a week, Prabhupāda one day broke away from the group of devotees and approached the man’s car. The car window was rolled up, but on seeing Prabhupāda, the man rolled down the window. Prabhupāda greeted him, Good morning. The man smiled, happy to see Prabhupāda, as if he had never noticed Prabhupāda and the devotees walking by day after day. Prabhupāda then rejoined his disciples and continued walking. They looked back and saw that the deep unhappiness in the man’s face had vanished and he appeared happier. They did not see him anymore on the morning walks. Among themselves the devotees discussed these things or kept the impressions privately in their hearts. After a little incident like that of the man sitting slumped in his car, they were even more convinced that Svāmīji had the power and ability to make people happy, and that he really wanted to do it.

Una mañana, un automóvil estaba estacionado cerca de donde caminaban, sentado en el asiento del conductor había un hombre de aspecto abatido que estaba sentado desplomado, con una cara larga, demacrada e infeliz. Día tras día, este automóvil apareció allí y el hombre se sentó tristemente mientras los devotos pasaban caminando en compañía de Śrīla Prabhupāda. Finalmente, después de aproximadamente una semana, Prabhupāda un día se separó del grupo de devotos y se acercó al automóvil del hombre. La ventanilla del auto estaba subida, pero al ver a Prabhupāda, el hombre bajó la ventanilla. Prabhupāda lo saludó, Buenos días. El hombre sonrió, feliz de ver a Prabhupāda, como si nunca hubiera notado a Prabhupāda y a los devotos caminando día tras día. Prabhupāda luego se reunió con sus discípulos y continuó caminando. Miraron hacia atrás y vieron que la profunda infelicidad en el rostro del hombre se había desvanecido y parecía más feliz. Ya no lo vieron en los paseos matutinos. Entre ellos, los devotos comentaban estas cosas o guardaban las impresiones en privado en sus corazones. Después de un pequeño incidente como el del hombre sentado desplomado en su automóvil, estaban aún más convencidos de que Svāmīji tenía el poder y la capacidad de hacer feliz a la gente y que él realmente quería hacerlo.

One morning Prabhupāda arrived in the park, stepped out of his car, and waited for the devotees who had come in another car to join him. Līlāvatī had difficulty getting out of the car because she had her baby, Subhadrā, in a carrier on her back. When she finally did get out of the car, Prabhupāda turned and laughed at her, saying, Ah, burden of affection. Yes, Svāmīji, Līlāvatī replied. They all began to walk together along the path.

Una mañana, Prabhupāda llegó al parque, salió de su automóvil y esperó a que los devotos que fueron en otro automóvil se unieran a él. Līlāvatī tuvo dificultades para salir del automóvil porque tenía a su bebé, Subhadrā, en un portabebés a la espalda. Cuando finalmente salió del auto, Prabhupāda se volvió y se rió de ella, diciendo: Ah, la carga de afecto. Sí, Svāmīji, respondió Līlāvatī. Todos comenzaron a caminar juntos por el sendero.

So there are two ways to carry a baby, Prabhupāda said, tapping his cane on the ground in time with his regular stride. There is the monkey way and the cat way. Do you know this?

Así que hay dos formas de cargar a un bebé, dijo Prabhupāda, golpeando su bastón en el suelo al ritmo de su paso normal. Está el camino del mono y el camino del gato. ¿Sabes esto?

No, Svāmīji, said Līlāvatī.

No, Svāmīji, dijo Līlāvatī.

Well, which way do you think is better? Prabhupāda asked her. The monkey way or the cat way? She couldn’t understand or imagine what he meant. Prabhupāda continued, The monkey baby climbs on the back of the mother and holds on, and this is the way he travels. And the kitten is carried in the teeth of the mother. So which is better?

Bueno, ¿de qué manera crees que es mejor? Prabhupāda le preguntó. ¿A la manera del mono o a la manera del gato? Ella no podía entender o imaginar lo que él quería decir. Prabhupāda continuó: El bebé mono se sube a la espalda de la madre y lo sostiene, así es como viaja. Y el gatito se lleva en los dientes de la madre. Entonces, ¿cuál es mejor?

Līlāvatī could still not understand which way could be better; they both sounded very difficult to her.

Līlāvatī todavía no podía entender qué forma podría ser mejor; ambas sonaban muy difíciles para ella.

Well, Prabhupāda said, the monkey baby is very small and very weak, and he is holding on to the mother by his own strength. But the kitten is being supported by the strength of the mother. So which way do you think is better?

Bueno, dijo Prabhupāda, el bebé mono es muy pequeño y muy débil, se aferra a la madre con su propia fuerza. Pero el gatito está siendo sostenido por la fuerza de la madre. Entonces, ¿de qué manera crees que es mejor?

And then she understood. The cat way is better.

Yes, Prabhupāda said, that is the difference between the yogī and the devotee. The yogī is trying to climb on the back of the Absolute Truth by his own strength, but he is very weak, so he will fall. But a devotee, he cries out for Kṛṣṇa – and as he spoke the word Kṛṣṇa, Prabhupāda held his arms up high and looked up at the clear morning sky – A devotee cries out for Kṛṣṇa, and Kṛṣṇa picks him up.

Entonces ella entendió. La manera del gato es mejor.

, dijo Prabhupāda, esa es la diferencia entre el yogī y el devoto. El yogī está tratando de subirse a la espalda de la Verdad Absoluta con sus propias fuerzas, pero es muy débil y se caerá. Pero un devoto, clama por Kṛṣṇa y mientras pronunciaba la palabra Kṛṣṇa, Prabhupāda levantó los brazos y miró hacia el cielo despejado de la mañana: Un devoto clama por Kṛṣṇa y Kṛṣṇa lo levanta.

Another time a devotee picked a pretty bluish-colored flower and handed it to Prabhupāda. Prabhupāda took it, smelled it, then held it far away and looked at it, saying, Oh, this is like a beautiful man without any qualifications. He then tossed it away. It had no aroma.

En otra ocasión, un devoto recogió una bonita flor de color azulado y se la entregó a Prabhupāda. Prabhupāda la tomó, la olió, luego la sostuvo lejos y la miró, diciendo: Oh, esto es como un hombre hermoso sin ninguna calificación. Luego la tiró. No tenía aroma.

Upendra liked to ask Svāmīji questions on the morning walks.

Svāmīji, Upendra asked, what does the spiritual master or pure devotee see as he walks through the park?

He sees Kṛṣṇa, Prabhupāda replied. He thinks that these are Kṛṣṇa’s trees, and this is Kṛṣṇa’s house. He sees everything as belonging to the Supreme Lord.

But if Kṛṣṇa is everywhere, Upendra pursued, does the pure devotee see Kṛṣṇa on the wall on the right and then the wall on the left or in the corner or in between every atom? Does he see one form of Kṛṣṇa merge into another? Where does one form of Kṛṣṇa begin and take off from the other form?

No, it is not like that, Prabhupāda said. Do you see my spectacles?

Yes, said Upendra.

So whose spectacles are they? Prabhupāda asked.

They are yours.

Prabhupāda pointed to his shoes. And what is that?

Those are your shoes, said Upendra.

Yes, Prabhupāda said. Similarly, a pure devotee sees Kṛṣṇa like that. Everything is Kṛṣṇa’s. This is how he sees Kṛṣṇa everywhere. Near the end of the walk, when Prabhupāda had answered many questions, Upendra asked again, Svāmīji, you’ve spoken to us so much, but I forget most of it. If a devotee becomes Kṛṣṇa conscious, will he remember everything the spiritual master says?

Yes, Prabhupāda replied. It is all there. Not only that, but when a person becomes Kṛṣṇa conscious, he will be able to see his relationship with Kṛṣṇa.

A Upendra le gustaba hacerle preguntas a Svāmīji en las caminatas matutinas.

Svāmīji, preguntó Upendra, ¿qué ve el maestro espiritual o el devoto puro mientras camina por el parque?

Él ve a Kṛṣṇa, respondió Prabhupāda. Él piensa que estos son los árboles de Kṛṣṇa y que esta es la casa de Kṛṣṇa. Él ve todo como perteneciente al Señor Supremo.

Pero si Kṛṣṇa está en todas partes, prosiguió Upendra, ¿el devoto puro ve a Kṛṣṇa en la pared de la derecha y luego en la pared de la izquierda o en la esquina o entre cada átomo? ¿Ve él una forma de Kṛṣṇa fundirse en otra? ¿Dónde comienza una forma de Kṛṣṇa y despega de la otra forma?.

No, no es así, dijo Prabhupāda. ¿Ves mis anteojos?

, dijo Upendra.

Entonces, ¿de quién son las gafas? preguntó Prabhupada.

Son tuyas.

Prabhupāda señaló sus zapatos. ¿Y qué es eso?

Esos son tus zapatos, dijo Upendra.

, dijo Prabhupāda. Del mismo modo, un devoto puro ve a Kṛṣṇa así. Todo es de Kṛṣṇa. Así es como él ve a Kṛṣṇa en todas partes. Cerca del final de la caminata, cuando Prabhupāda ya había respondido muchas preguntas, Upendra volvió a preguntar: Svāmīji, nos has hablado mucho, pero olvidé la mayor parte. Si un devoto se vuelve consciente de Kṛṣṇa, ¿recordará todo lo que dice el maestro espiritual?

, respondió Prabhupāda. Está todo ahí. No solo eso, sino que cuando una persona se vuelve consciente de Kṛṣṇa, podrá ver su relación con Kṛṣṇa.

Walking through Golden Gate Park one day, they heard a scratching coming from a garbage can. Prabhupāda went over and looked in, then pulled back in repulsion. A big city rat had somehow become trapped in the garbage can and was scratching, trying to get out. Prabhupāda shook his head and said, He is doomed. He walked on. Prabhupāda commented that later the garbagemen would come, see the rat, and kill him. Prabhupāda was always after the philosophical and Kṛṣṇa conscious meaning; even a seemingly ordinary comment about the rat’s doom struck his disciples as deep and philosophical. They could understand that their position was similar: they were trapped in the material world, waiting for the end, but Prabhupāda was saving them.

Caminando por el parque Golden Gate un día, escucharon un rasguño proveniente de un bote de basura. Prabhupāda se acercó y miró adentro, luego retrocedió con repulsión. Una rata de la gran ciudad de alguna manera quedó atrapada en el bote de basura y estaba rascándo, tratando de salir. Prabhupāda negó con la cabeza y dijo: Está condenada. Siguió caminando. Prabhupāda comentó que más tarde vendrían los basureros, verían a la rata y la matarían. Prabhupāda siempre buscó el significado filosófico y en Conciencia de Kṛṣṇa; incluso un comentario aparentemente ordinario sobre la perdición de la rata pareció a sus discípulos profundo y filosófico. Podían entender que su posición es similar: están atrapados en el mundo material, esperando el final, pero Prabhupāda los estaba salvando.

On his return from India, after taking part in the first evening kīrtana in the San Francisco temple, Prabhupāda said, You have all advanced. He saw that the devotees had become more enthusiastic and ecstatic – guests were also rising and dancing – and that pleased his own Kṛṣṇa consciousness.

A su regreso de la India, después de participar en el primer kīrtana vespertino en el templo de San Francisco, Prabhupāda dijo: Todos ustedes han avanzado. Vio que los devotos se habían vuelto más entusiastas y extasiados, los invitados también se levantaban y bailaban, eso complació su propia Conciencia de Kṛṣṇa.

Each night after kīrtana he would lecture. He was discussing the verses in the sixth chapter of Bhagavad-gītā. I am making here a series of lectures on the Kṛṣṇa conscious yoga system, Prabhupāda wrote to Brahmānanda in mid-December of 1967, and they are tape recorded.

Cada noche, después del kīrtana, daba una conferencia. Estaba hablando sobre los versos del sexto capítulo del Bhagavad-gītā. Estoy dando aquí una serie de conferencias sobre el sistema de yoga de la Conciencia de Kṛṣṇa, escribió Prabhupāda a Brahmānanda a mediados de diciembre de 1967 y están grabadas en cinta.

Prabhupāda thought of assembling the lectures into a small book. Indian gurus introducing self-styled techniques were increasingly popular in the U.S. Therefore Prabhupāda wanted to distinguish the standard form of yoga and meditation, as taught by Lord Kṛṣṇa in the Bhagavad-gītā, from the farce taught by gurus who never mention Kṛṣṇa as the Supreme Personality of Godhead but rather say everyone is equal to God, and whose disciples are allowed to indulge their senses in intoxication and illicit sex. They give a mantra for a fee, Prabhupāda noted, and claim that by meditating twenty minutes in the morning you can become God in six months. He was surprised that American people, who were supposedly intelligent, were being so easily cheated. We have actually seen such so-called yogīs, Prabhupāda said, sleeping and snoring while meditating.

Prabhupāda pensó en reunir las conferencias en un pequeño libro. Los gurus indios que introdujeron técnicas de estilo propio eran cada vez más populares en EEUU. Por lo tanto, Prabhupāda quería distinguir la forma estándar de yoga y meditación, tal como la enseñó el Señor Kṛṣṇa en el Bhagavad-gītā, de la farsa enseñada por los gurus que nunca mencionan a Kṛṣṇa como la Suprema Personalidad de Dios, sino más bien decir que todos son iguales a Dios y cuyos discípulos pueden complacer sus sentidos con la intoxicación y el sexo ilícito. Dan un mantra por una tarifa, señaló Prabhupāda y afirman que al meditar veinte minutos por la mañana puedes convertirte en Dios en seis meses. Le sorprendió que los estadounidenses, que supuestamente son inteligentes, sean engañados con tanta facilidad. De hecho, hemos visto a los así llamados yogīs, dijo Prabhupāda, dormir y roncar mientras meditan.

Service begins by the tongue, Prabhupāda said in one of his December ’67 lectures, by chanting this Hare Kṛṣṇa, and by the taste of kṛṣṇa-prasādam. The beginning process is very nice. If prasādam is offered to you, accept it. If you become submissive and give service, by these two practices, Kṛṣṇa will reveal Himself to you – just like Kṛṣṇa is revealing Himself to Arjuna. Arjuna is a devotee, he is a friend: ‘I am speaking to you that old system of yoga, bhakti-yoga.’ Only one who has developed the service spirit with love and devotion, he can understand Kṛṣṇa.

El servicio comienza con la lengua, dijo Prabhupāda en una de sus conferencias de diciembre de 1967, al cantar este Hare Kṛṣṇa y al saborear el prasādam de kṛṣṇa. El proceso inicial es muy agradable. Si se te ofrece prasādam, acéptalo. Si te vuelves sumiso y das servicio, mediante estas dos prácticas, Kṛṣṇa se te revelará, tal como Kṛṣṇa se le revela a Arjuna. Arjuna es un devoto, es un amigo: ‘Te estoy hablando de ese antiguo sistema de yoga, bhakti-yoga’. Solo aquel que ha desarrollado el espíritu de servicio con amor y devoción, puede entender a Kṛṣṇa.

After the lecture Prabhupāda would continue the theme, Kṛṣṇa consciousness, in his room. It was the same theme as on his morning walks, in his letters, or in his intimate talks with individual disciples or visitors; it was the theme of his writing, and the very heartbeat of his life. When a devotee asked Prabhupāda how the soul is carried from body to body, Prabhupāda replied, By desire, and cited himself as an example. Just like I have come to America. Why? Because I wanted to preach. So by that desire I was carried here. Otherwise, I have no business to come here.

Después de la conferencia, Prabhupāda continuaría con el tema, la Conciencia de Kṛṣṇa, en su habitación. Era el mismo tema que en sus paseos matutinos, en sus cartas, o en sus conversaciones íntimas con discípulos o visitantes individuales; fue el tema de sus escritos y el latido mismo de su vida. Cuando un devoto le preguntó a Prabhupāda cómo se lleva el alma de un cuerpo a otro, Prabhupāda respondió: Por el deseo y se citó a sí mismo como ejemplo. Al igual que he venido a Estados Unidos. ¿Por qué? Porque quería predicar. Así que por ese deseo fui traído aquí. De lo contrario, no tengo por qué venir aquí.

Cidānanda: There would be three, four, or five devotees in his room, and he would just start talking. They would somehow gather in his room, and he would start talking about what he was trying to do. His talk was not directed specifically to anyone, but he was saying that this is what he was doing. He made everything very clear. He wanted to publish his books. He was trying to get a press for this back in New York. And if he had a letter from Rāya Rāma in New York, he would read the letter right there. In this way it was allaying any doubts in people’s minds about what he was really going to try to do. He had his books and the temple. He was concerned about the temple and the new lunch program, where we were giving out free prasādam. His concern kept everybody going. Before he came, there wasn’t that much activity. But when Prabhupāda came, things started bustling very fast.

Cidānanda: Habría tres, cuatro o cinco devotos en su habitación, simplemente comenzaba a hablar. De alguna manera se reunían en su habitación y él comenzaba a hablar sobre lo que trataba de hacer. Su charla no estaba dirigida específicamente a nadie, pero decía que eso era lo que estaba haciendo. Lo dejó todo muy claro. Quería publicar sus libros. Trataba de conseguir una imprenta para esto en Nueva York. Si tenía una carta de Rāya Rāma en Nueva York, la leeía allí mismo. De esta manera estaba disipando cualquier duda en la mente de las personas sobre lo que realmente intentaba hacer. Tenía sus libros y el templo. Estaba preocupado por el templo y el nuevo programa de almuerzos, donde estábamos dando prasādam gratis. Su preocupación mantuvo a todos en marcha. Antes de que él viniera, no había tanta actividad. Pero cuando llegó Prabhupāda, las cosas empezaron a bullir muy rápido.

One night in his room on Willard Street, Prabhupāda was talking about seeing Kṛṣṇa. Don’t try to see Him, Prabhupāda said, but act in such a way that He will come and see you … Sūradāsa was a blind man, yet due to his sincere chanting – ‘O Kṛṣṇa, Kṛṣṇa, Kṛṣṇa’ – Kṛṣṇa came to see him. So Kṛṣṇa is there whether we see Him or not. All we must do is become sincere, and He will present Himself whether we see Him or not. Kṛṣṇa hugs the cow. What does a cow know? He is a dumb animal. Is the cow as great as Arjuna? No. Yet due to the cow’s sincerity to come and lick Kṛṣṇa’s body, Kṛṣṇa says, ‘Oh, yes, My dear cow, come, and I shall take care of you.’ And Kṛṣṇa gives him some sweet nectar. So we should want Kṛṣṇa to come and see us, not that you should want to see Kṛṣṇa.

Una noche en su habitación en la Calle Willard, Prabhupāda estaba hablando de ver a Kṛṣṇa. No trates de verlo, dijo Prabhupāda, actúa de tal manera que Él venga a verte... Sūradāsa era un hombre ciego, pero debido a su canto sincero – 'Oh Kṛṣṇa, Kṛṣṇa, Kṛṣṇa' – Kṛṣṇa vino a verlo. Así que Kṛṣṇa está allí, lo veamos o no. Todo lo que debemos hacer es volvernos sinceros y Él se presentará, ya sea que lo veamos o no. Kṛṣṇa abraza a la vaca. ¿Qué sabe una vaca? Es un animal tonto. ¿Es la vaca tan grande como Arjuna? No. Sin embargo, debido a la sinceridad de la vaca de venir y lamer el cuerpo de Kṛṣṇa, Kṛṣṇa dice: ‘Oh, sí, mi querida vaca, ven y te cuidaré’ y Kṛṣṇa le da un poco de néctar dulce. Así que debemos querer que Kṛṣṇa venga a vernos, no que tú quieras ver a Kṛṣṇa.

At that time, few devotees were very well read in Prabhupāda’s books. They didn’t know the vastness of the philosophy. Only a few books were published, and so Prabhupāda in person was the real source of Kṛṣṇa conscious knowledge.

En ese momento, pocos devotos eran muy estudiados en los libros de Prabhupāda. No conocían la inmensidad de la filosofía. Solo se habían publicado unos pocos libros, por lo que Prabhupāda en persona era la fuente real del conocimiento de la Conciencia de Kṛṣṇa.

Eighteen-year-old Kim used to have philosophical arguments with his atheistic father and then invariably have questions for Prabhupāda at the end of the lectures. He would ask so consistently that Prabhupāda would turn to him and say, Are there any questions? Given a good question, Prabhupāda might launch into another impromptu lecture.

Kim, de dieciocho años, solía tener discusiones filosóficas con su padre ateo y luego, invariablemente, tenía preguntas para Prabhupāda al final de las conferencias. Él preguntaba tan consistentemente que Prabhupāda se volvía hacia él y decía: ¿Hay alguna pregunta? Dada una buena pregunta, Prabhupāda podía lanzar otra conferencia improvisada.

Kim’s sister, who was only sixteen, also wanted to get initiated. Are there offenses in the spiritual world? she asked Prabhupāda at one evening lecture. Prabhupāda turned to the audience. See? he said. This little girl, she wants to go back to Godhead. And in the course of the answer, he said, Kṛṣṇa may kiss you. When he said that, Kim’s sister blushed, and everyone laughed.

La hermana de Kim, que solo tenía dieciséis años, también quería iniciarse. ¿Hay ofensas en el mundo espiritual? le preguntó a Prabhupāda en una conferencia vespertina. Prabhupāda se volvió hacia la audiencia. ¿Ven? él dijo. Esta niña, quiere volver a Dios y en el curso de la respuesta, dijo: Kṛṣṇa puede besarte. Cuando dijo eso, la hermana de Kim se sonrojó y todos se rieron.

Upendra asked, Svāmīji, how should we feel humble? I feel sometimes that when I try to be humble I first think about it, and then I try to be humble. But it seems artificial.

This is humbleness,” Prabhupāda said. “When we think, ‘Oh, I should have done it this way’ – that is good. Because then there is always room for improvement. If you go on thinking, ‘Oh, I did not perform this duty so nicely. I should have done it this way,’ then you will improve. Our love for Kṛṣṇa keeps growing as long as we think that we are not doing the most for Kṛṣṇa and that we must do more. This is humbleness. If you think, ‘Oh, I did this so wonderfully. I am such a nice and sincere devotee,’ then this is not good. There will be no improvement.

Upendra preguntó: Svāmīji, ¿cómo debemos sentirnos humildes? A veces siento que cuando trato de ser humilde, primero pienso en ello y luego trato de ser humilde. Pero parece artificial.

Esto es humildad, dijo Prabhupāda. Cuando pensamos, ‘Oh, debería haberlo hecho de esta manera’, eso es bueno. Porque entonces siempre hay margen de mejora. Si sigues pensando, ‘Oh, no cumplí este deber tan bien. Debería haberlo hecho de esta manera, entonces mejorarás. Nuestro amor por Kṛṣṇa sigue creciendo mientras pensemos que no estamos haciendo todo lo posible por Kṛṣṇa y que debemos hacer más. Esto es humildad. Si piensas, 'Oh, lo hice tan maravillosamente. Soy un devoto tan bueno y sincero, entonces esto no es bueno. No habrá mejora.

If, in questioning, anyone brought up the names and philosophies of famous contemporary Māyāvādīs, Prabhupāda would become angry. He was adamantly against the mission of the Māyāvādīs, who deny the absolute reality of Kṛṣṇa. Prabhupāda expressed that they had greatly damaged the original Vedic culture by spreading misleading doctrines. One time Mālatī brought up the subject of certain Māyāvādī teachings, and Prabhupāda, as usual, argued strongly. Afterwards Upendra chastised Mālatī, saying that she shouldn’t have brought it up because Prabhupāda was still recuperating in his health. In his excitement his blood pressure might rise too much. Mālatī was silent, but later gave Upendra a letter to be delivered to Prabhupāda. What have you said to Mālatī, Prabhupāda asked after reading her letter, that now she no longer feels she can come before me? Upendra explained how he had corrected her for inciting Prabhupāda too much. It was nonsense, Prabhupāda said, and he told Upendra to apologize to her.

Si, en laz preguntas, alguien mencionaba los nombres y las filosofías de famosos māyāvādīs contemporáneos, Prabhupāda se enojaba. Estaba firmemente en contra de la misión de los māyāvādīs, quienes niegan la realidad absoluta de Kṛṣṇa. Prabhupāda expresó que han dañado mucho la cultura védica original al difundir doctrinas engañosas. Una vez, Mālatī mencionó el tema de ciertas enseñanzas de un Māyāvādī, y Prabhupāda, como de costumbre, argumentó fuertemente. Posteriormente, Upendra reprendió a Mālatī, diciendo que ella no debería haber sacado el tema porque Prabhupāda todavía se estaba recuperando de su salud. En su excitación, su presión arterial podría subir demasiado. Mālatī guardó silencio, luego le dio a Upendra una carta para que se la entregara a Prabhupāda. ¿Qué le has dicho a Mālatī, preguntó Prabhupāda después de leer su carta, que ahora ya no siente que puede venir ante mí? Upendra explicó cómo la había corregido por incitar demasiado a Prabhupāda. Es una tontería, dijo Prabhupāda y le dijo a Upendra que se disculpara con ella.

Uddhava confided to Kim that he felt left out because he never had any questions to ask Prabhupāda. Kim encouraged him. One night Uddhava finally asked, but it was a strange question. Svāmīji, said Uddhava, what is Rādhārāṇī’s relationship with Kṛṣṇa’s brother, Balarāma?

Prabhupāda was annoyed: Why are you asking that? You don’t even understand the basic principle of the Bhagavad-gītā. You don’t understand the nature of the soul and the Supersoul or Kṛṣṇa and devotional service, and yet you are asking questions like this? For a long while Uddhava didn’t ask again.

Uddhava le confió a Kim que se sentía excluido porque nunca tuvo preguntas para hacerle a Prabhupāda. Kim lo animó. Una noche Uddhava finalmente preguntó, pero era una pregunta extraña. Svāmīji, dijo Uddhava, ¿cuál es la relación de Rādhārāṇī con el hermano de Kṛṣṇa, Balarāma?

Prabhupāda estaba molesto: ¿Por qué preguntas eso? Ni siquiera entiendes el principio básico del Bhagavad-gītā. ¿No entiendes la naturaleza del alma y la Superalma o Kṛṣṇa y el servicio devocional, sin embargo, estás haciendo preguntas como esta? Durante mucho tiempo, Uddhava no volvió a preguntar.

Shortly after Prabhupāda’s arrival he continued the process of initiating disciples. Kim and his younger sister were initiated at the same time. A few days before, Kim had suggested his sister should go to Prabhupāda’s apartment and ask to be his disciple.

Are you following the four rules? Prabhupāda asked.

Yes, she replied. And then he said it was all right.

I just wanted to say something else, she continued, that is, I heard that you had taken birth because in your last life you had been a physician and had killed a snake for some medical purpose.

Prabhupāda laughed. Oh, your brother has told you that?

Yeah, she replied. No more was said about it. Kim was given the name Kṛṣṇadāsa, and Prabhupāda also initiated a few disciples who had written from New York. He performed the initiation ceremony in the temple and chanted on everyone’s beads, including the New York disciples’. That night he also spoke for a few moments on the telephone with Brahmānanda in New York and told him, I have returned by the grace of Kṛṣṇa, and I am now fit to serve you.

Poco después de la llegada de Prabhupāda, continuó el proceso de iniciar discípulos. Kim y su hermana menor se iniciaron al mismo tiempo. Unos días antes, Kim le había sugerido a su hermana que fuera al apartamento de Prabhupāda y pidiera ser su discípula.

¿Estás siguiendo las cuatro reglas? preguntó Prabhupada.

, respondió ella. Luego dijo que estaba bien.

Solo quería decir algo más, continuó, es decir, escuché que habías nacido porque en tu última vida fuiste médico y habías matado una serpiente con algún propósito médico.

Prabhupāda se rió. Oh, ¿tu hermano te dijo eso?

, respondió ella. No se dijo más al respecto. Kim recibió el nombre de Kṛṣṇadāsa y Prabhupāda también inició a algunos discípulos que habían escrito desde Nueva York. Realizó la ceremonia de iniciación en el templo y cantó en las cuentas de todos, incluidas las de los discípulos de Nueva York. Esa noche también habló unos momentos por teléfono con Brahmānanda en Nueva York y le dijo: He regresado por la gracia de Kṛṣṇa y ahora estoy en condiciones de servirte.

Prabhupāda said he was fit to serve the devotees, and he certainly looked and acted wonderfully. But he was still feeling the effects of his stroke of half a year ago. There was a persistent ringing sound, like a bell, in his head, and he couldn’t sleep more than three hours at night and one in the day. But he pushed on as always. He even wrote a letter to a disciple pointing out that although he had disturbance in his head, he was continuing to work on the transcendental plane; and he advised his disciples to do likewise.

Prabhupāda dijo que estaba en condiciones de servir a los devotos, ciertamente se veía y actuaba maravillosamente. Pero todavía estaba sintiendo los efectos del derrame cerebral de medio año atrás. Escuchaba un sonido de timbre persistente, como una campana, en su cabeza y no podía dormir más de tres horas por la noche y una por el día. Pero siguió adelante como siempre. Incluso le escribió una carta a un discípulo indicándole que aunque tenía perturbación en la cabeza, continuaba trabajando en el plano trascendental; aconsejó a sus discípulos que hicieran lo mismo.

Prabhupāda again took up his translating of the Third Canto of Śrīmad-Bhāgavatam, which he had put aside for half a year. Living in the same house with the brahmacārīs, he would wake before any of them and work at his translating. Then after they rose around five, they would hear him ringing a bell in his room, and they would smell incense. Because of their proximity, the boys would often drop by his room. They would watch Prabhupāda sitting at his desk, fresh from his morning shower. He would meticulously place several tiny spoonfuls of water in his left palm and then rub a ball of Vṛndāvana clay into his palm, making the mixture for Vaiṣṇava tilaka. Using a hand mirror, he would artistically make the markings of tilaka – first on his forehead and then on eleven other parts of the body – as directed by the Vaiṣṇava smṛti. Prabhupāda would then hold his brāhmaṇa thread and silently say the Gāyatrī mantras, while facing the pictures of Kṛṣṇa he had on a little altar.

Prabhupāda retomó de nuevo su traducción del Tercer Canto del Śrīmad-Bhāgavatam, que dejó de lado durante medio año. Al vivir en la misma casa que los brahmacārīs, se despertaba antes que cualquiera de ellos y trabajaba en su traducción. Luego, cuando se levantaban alrededor de las cinco, lo escuchaban tocar una campana en su habitación y olían a incienso. Debido a su proximidad, los muchachos solían pasar por su habitación. Observaban a Prabhupāda sentado en su escritorio, recién salido de su ducha matutina. Colocaba meticulosamente varias cucharadas pequeñas de agua en su palma izquierda, luego frotaba una bola de arcilla de Vṛndāvana en su palma, haciendo la mezcla para el tilaka Vaiṣṇava. Usando un espejo de mano, artísticamente hacía las marcas de tilaka, primero en su frente y luego en otras once partes del cuerpo, según las instrucciones del smṛti Vaiṣṇava. Prabhupāda luego sostenía su cordón de brāhmaṇa y en silencio decía el mantra Gāyatrī, mientras miraba las imágenes de Kṛṣṇa que tenía en un pequeño altar.

One day, while sitting with Prabhupāda in the morning, Upendra mentioned that the brahmacārīs put their tilaka on while in the bathroom.

No, said Prabhupāda, tilaka should be put on in front of Kṛṣṇa, like this.

Well, Upendra said, here I’ve seen them putting it on in the bathroom.

Do not worry too much about the rules and regulations. Just get everyone to chant Hare Kṛṣṇa.

Un día, mientras estaba sentado con Prabhupāda por la mañana, Upendra mencionó que los brahmacārīs se pusieron su tilaka mientras estaban en el baño.

No, dijo Prabhupāda, deben ponerse el tilaka frente a Kṛṣṇa, así.

Bueno, dijo Upendra, aquí los he visto poniéndoselo en el baño.

No te preocupes demasiado por las reglas y regulaciones. Haz que todos canten Hare Kṛṣṇa.

One thing Prabhupāda liked about California was that it was easy for him to obtain eucalyptus twigs there. Prabhupāda used them for brushing his teeth in the morning. He liked them cut the thickness of the little finger and about six inches (15 cm) long, and they were soaked in water overnight before he used them. At this time Kṛṣṇadāsa was going out in the morning to pick them. He would keep a good supply wrapped up in tin foil in the refrigerator. Hearing that eucalyptus trees were uncommon in America, Prabhupāda had asked Kṛṣṇadāsa to send him a supply wherever he traveled.

Una cosa que a Prabhupāda le gustaba de California era que era fácil para él obtener ramitas de eucalipto allí. Prabhupāda las usaba para cepillarse los dientes por la mañana. Le gustaban cortados del grosor del dedo meñique y de unos quince centímetros de largo, las remojaba en agua durante la noche antes de usarlas. En ese momento, Kṛṣṇadāsa salía por la mañana para recogerlos. Mantendría un buen suministro envuelto en papel de aluminio en el refrigerador. Al enterarse de que los eucaliptos eran poco comunes en Norteamérica, Prabhupāda le pidió a Kṛṣṇadāsa que le enviara un suministro dondequiera que viajara.

These sometimes small and domestic dealings of Prabhupāda with his disciples may be seen by someone outside of devotional service as of little consequence, but to the devotee they are always important, because the devotee holds the pleasure of his spiritual master as the supreme value in life. If the spiritual master, Kṛṣṇa’s representative, is pleased by even a little service, then that means that Kṛṣṇa is pleased. For the most part, Prabhupāda’s disciples simply knew that they loved him, loved serving him, and felt great satisfaction and bliss when he showed his pleasure with them.

Estos tratos a veces pequeños y domésticos de Prabhupāda con sus discípulos pueden ser vistos por alguien fuera del servicio devocional como de poca importancia, pero para el devoto siempre son importantes, porque el devoto considera el placer de su maestro espiritual como el valor supremo en la vida. Si el maestro espiritual, el representante de Kṛṣṇa, está complacido incluso con un pequeño servicio, eso significa que Kṛṣṇa está complacido. En su mayor parte, los discípulos de Prabhupāda simplemente sabían que lo amaban, amaban servirlo y sentían gran satisfacción y dicha cuando él mostraba su satisfacción con ellos.

Govinda dāsī: He needed some house slippers. I saw that. So I went and bought him some house slippers. He told me he wore size eight. I got him some all–man-made slippers in San Francisco. They were black with red fluffy, furry lining, so that they were easy to slip on the feet. Whenever he would walk around the house you could hear this nice little shuffling sound. He would have his hands behind his back and his head held high.

Govinda dāsī: Necesitaba unas pantuflas. Vi eso. Así que fui y le compré unas pantuflas. Me dijo que usaba talla ocho. Le compré unas pantuflas totalmente hechas a mano en San Francisco. Eran negras con un forro rojo esponjoso y peludo, por lo que eran fáciles de resbalar en los pies. Cada vez que caminaba por la casa, podías escuchar este pequeño y agradable sonido arrastrando los pies. Tenía las manos detrás de la espalda y la cabeza en alto.

Although some of the devotees had their own idea that Prabhupāda should go on a special diet, he didn’t think much of it. He wanted his regular prasādam – dāl, rice, capātīs, and sabjī. Upendra was regularly cooking these staples. But one day Yamunā came into the kitchen and asked Upendra if she could cook a special lunch for Prabhupāda. He stepped back and allowed her. Yamunā was learning the art of Indian cooking. She made extra preparations, sour, spicy, and sweet. Upendra brought in the tray as usual, without any comment. A few moments later Prabhupāda rang his bell, calling for Upendra.

Aunque algunos de los devotos tenían su propia idea de que Prabhupāda debía seguir una dieta especial, no le dio mucha importancia. Quería su prasādam regular: dāl, arroz, capātīs y sabjī. Upendra cocinaba regularmente estos alimentos básicos. Pero un día, Yamunā entró en la cocina y le preguntó a Upendra si podía preparar un almuerzo especial para Prabhupāda. Él dio un paso atrás y le permitió. Yamunā estaba aprendiendo el arte de la cocina india. Hizo preparaciones adicionales, agrias, picantes y dulces. Upendra trajo la bandeja como de costumbre, sin ningún comentario. Unos momentos después, Prabhupāda tocó su campana, llamando a Upendra.

Who has made this prasādam? Prabhupāda asked, looking up as he sat on a cushion before a small table which held his lunch.

Yamunā-devī cooked it, Svāmīji, said Upendra.

I do not want such fancy things, said Prabhupāda. I want to eat simply. A little rice, a little dāl, like that. He wasn’t very pleased with the special feast; he was used to eating the same simple thing every day. Upendra continued to cook like that, occasionally creating variety by cooking kicharī and fried eggplant in kaḍī sauce once a week. But Upendra was also extravagant. Prabhupāda confided to Gaurasundara, That Upendra is using too much ghī, so that I cannot taste the prasādam before it slips down my throat. It is too slippery.

¿Quién hizo este prasadam? preguntó Prabhupāda, mirando hacia arriba mientras se sentaba en un cojín frente a una pequeña mesa que tenía su almuerzo.

Yamunā-devī lo cocinó, Svāmīji, dijo Upendra.

No quiero cosas tan lujosas, dijo Prabhupāda. Quiero comer sencillamente. Un poco de arroz, un poco de dāl, así. No estaba muy complacido con la fiesta especial; estaba acostumbrado a comer lo mismo todos los días. Upendra continuó cocinando así, ocasionalmente creaba variedad cocinando kicharī y berenjena frita en salsa kaḍī una vez a la semana. Pero Upendra también fue extravagante. Prabhupāda le confió a Gaurasundara: Ese Upendra está usando demasiado ghī, de modo que no puedo saborear el prasādam antes de que se deslice por mi garganta. Es demasiado resbaladizo.

One of the devotees who had been with Prabhupāda in India wrote that Svāmīji should not be given sweets. Prabhupāda didn’t think much of that either, as he had introduced coconut laḍḍus on the first evening of his return.

Uno de los devotos que estuvo con Prabhupāda en India escribió que Svāmīji no debía recibir dulces. Prabhupāda tampoco pensó mucho en eso, ya que presentó los laḍḍus de coco en la primera noche de su regreso.

Upendra: He gave us the recipe that you grate the coconut and cook it in a pot, along with some sugar and camphor, and cook it and cook it until it comes to a certain thickness, and then it can be squeezed into balls and offered in this way. So he was giving this instruction to me, and I was following. The stove was an old-fashioned type that allowed for one half of the stove to be covered with a safety cover. While I cooked, Prabhupāda leaned against the corner of the stove with his elbows, his chin resting in his hands, and he leaned and watched me stir. He got up and walked away and then came back, just like a restless young boy. He walked around the kitchen and then returned to look into the pot, stirring it to see if it was done. He asked, “Is it done? I think it’s done. It must be done. Let us try.” I took the substance out, and although it was still hot, we began squeezing it into balls. As soon as one ball was squeezed, Prabhupāda took it and popped it into his mouth. He turned away from the stove and, shaking his head pleasingly, said, “Yes, it is done. Very nice.”

Upendra: Nos dio la receta de rallar el coco y cocinarlo en una olla, junto con un poco de azúcar y alcanfor, cocinarlo y cocinarlo hasta que tenga un cierto espesor, luego se puede exprimir en bolas y ofrecer. De este modo. Así que él me dio esta instrucción y yo la estaba siguiendo. La estufa era del tipo antiguo que permitía cubrir la mitad de la estufa con una cubierta de seguridad. Mientras yo cocinaba, Prabhupāda se apoyó contra la esquina de la estufa con los codos, su barbilla descansando en sus manos, se inclinó y me vio revolver. Se levantó y se alejó, luego regresó, como un niño inquieto. Caminó por la cocina y luego volvió a mirar dentro de la olla, revolviéndola para ver si estaba lista. Él preguntó: “¿Está listo? Creo que está listo. Debe estarlo, intentémoslo. Saqué la sustancia, aunque todavía estaba caliente, comenzamos a hacer bolitas. Tan pronto como se apretó una pelota, Prabhupāda la tomó y se la metió en la boca. Se apartó de la estufa y moviendo la cabeza con agrado, dijo: “Sí, está listo. Muy lindo.”

Prabhupāda spontaneously showed his displeasure also. That was the risk of serving him closely as his personal servant or cook. One day Govinda dāsī was cooking a cereal for Prabhupāda’s breakfast when he walked past the kitchen, looked in, and asked, What are you cooking?

I am making cereal, Svāmīji, she replied.

But today is Ekādaśī, said Prabhupāda.

Oh, thank you, Svāmīji. I didn’t know. She thought that by his reminder she had not actually done anything wrong. After all, neither he nor anyone else had eaten the grains. But Prabhupāda began to criticize her with a severity that surprised her. It was a great disqualification on her part, he said, to cook grains on Ekādaśī, the day when devotees fast from all grains. He kept repeating that she had cooked grains on Ekādaśī and described her mistake as very serious; her one mistake seemed to indicate a whole wrong mentality. Govinda dāsī finally felt it was as bad as if she had actually eaten grains, so she fasted entirely for the rest of the day.

Prabhupāda también mostró espontáneamente su disgusto. Ese era el riesgo de servirlo de cerca como su sirviente personal o cocinero. Un día, Govinda dāsī estaba cocinando un cereal para el desayuno de Prabhupāda cuando pasó por la cocina, miró adentro y preguntó: ¿Qué estás cocinando?

Estoy haciendo cereal, Svāmīji, respondió ella.

Pero hoy es Ekādaśī, dijo Prabhupāda.

Oh, gracias, Svāmīji. No lo sabía. Ella pensó que por su recordatorio en realidad no había hecho nada malo. Después de todo, ni él ni nadie más había comido los granos. Pero Prabhupāda comenzó a criticarla con una severidad que la sorprendió. Fue una gran descalificación de su parte, dijo, cocinar granos en Ekādaśī, el día en que los devotos ayunan de todos los granos. Él siguió repitiendo que ella cocinó granos en Ekādaśī y describió su error como muy serio; su único error parecía indicar una mentalidad completamente equivocada. Govinda dāsī finalmente sintió que era tan malo como si realmente hubiera comido granos, por lo que ayunó por completo durante el resto del día.

Many things had to be done exactly right. When Upendra placed a small amount of salt on Prabhupāda’s plate in front of the rice, it made it difficult for Prabhupāda to eat the rice without mixing it in the salt. Prabhupāda mentioned it. But when Upendra did it again the next day, Prabhupāda said, I told you to put the salt in back of the rice, not in front! And foregoing his own pleasure, due to his servant’s foolishness, Prabhupāda added, Now give me no more salt. The next day, however, Upendra put salt and pepper in separate containers and placed them beside the plate so Prabhupāda could move them as he liked. Prabhupāda accepted them silently. Whenever a mistake was rectified, he seemed to immediately forget the wrong.

Se tenían que hacer muchas cosas exactamente bien. Cuando Upendra colocó una pequeña cantidad de sal en el plato de Prabhupāda frente al arroz, se le hizo difícil a Prabhupāda comer el arroz sin mezclarlo con la sal. Prabhupāda lo mencionó. Pero cuando Upendra lo hizo de nuevo al día siguiente, Prabhupāda dijo: ¡Te dije que pusieras la sal detrás del arroz, no al frente!. Renunciando a su propio placer, debido a la necedad de su sirviente, Prabhupāda agregó: Ahora no me des más sal. Sin embargo, al día siguiente, Upendra puso sal y pimienta en recipientes separados y los colocó al lado del plato para que Prabhupāda pudiera moverlos como quisiera. Prabhupāda los aceptó en silencio. Cada vez que se rectificaba un error, parecía olvidar inmediatamente el mal.

The śāstras enjoin, One can never know the mind of the ācārya. Since this is true, then how can we know Prabhupāda? How can we share his inner life in those pleasant homecoming days of December 1967 and January 1968 in San Francisco? In one sense we cannot. As Kṛṣṇadāsa Kavirāja says, I do not know the deep meaning of Śrī Caitanya Mahāprabhu’s activities. As far as possible I shall try to explain them externally. But sometimes Prabhupāda reveals himself directly in his own words: I have returned by Kṛṣṇa’s grace. I am fit to serve you. We can enter his thoughts through his spoken words. Through those who knew him and lived with him, we have another intimate approach to Prabhupāda’s life. How they saw him and how they dealt with him – often this is as close as we can get.

Los śāstras instruyen: Uno nunca puede conocer la mente del ācārya. Dado que esto es cierto, entonces, ¿cómo podemos conocer a Prabhupāda? ¿Cómo podemos compartir su vida interior en aquellos agradables días de regreso a casa de diciembre de 1967 y enero de 1968 en San Francisco? En un sentido no podemos. Como dice Kṛṣṇadāsa Kavirāja: No conozco el significado profundo de las actividades de Śrī Caitanya Mahāprabhu. En la medida de lo posible, intentaré explicarlos externamente. Pero a veces Prabhupāda se revela directamente con sus propias palabras: He regresado por la gracia de Kṛṣṇa. Estoy en condiciones de servirte. Podemos entrar en sus pensamientos a través de sus palabras habladas. A través de aquellos que lo conocieron y vivieron con él, tenemos otro acercamiento íntimo a la vida de Prabhupāda. Cómo lo vieron y cómo lo trataron: a menudo, esto es lo más cerca que podemos estar.

Mukunda: It was in this period that Prabhupāda went to visit Mr. B. K. Nehru, who was a big Indian government official. I drove Prabhupāda to the St. Francis Hotel in a beat-up old Ford with the name Kṛṣṇa stenciled in multicolors in three different places on the car. The St. Francis Hotel, of course, is a very elite hotel. We arrived at the front door and there was a doorman. I got out and asked him if we could leave the car in front of the hotel for about fifteen minutes. Somehow, I don’t know why, he immediately agreed to look after the car. We went up to one of the top floors of the building to a very beautiful suite. Mr. Nehru greeted us. He was wearing Western clothes. I was also wearing Western clothes, and my head wasn’t shaved. Mr. Nehru’s wife was also there. I sat on the same couch as Prabhupāda, with Mr. Nehru in the middle and Prabhupāda on the other end.

Mukunda: En este período Prabhupāda fue a visitar al Sr. B. K. Nehru, quien era un importante funcionario del gobierno indio. Conduje a Prabhupāda al Hotel San Francisco en un viejo Ford destartalado con el nombre Kṛṣṇa estampado en multicolores en tres lugares diferentes del auto. El Hotel San Francisco, por supuesto, es un hotel muy elitista. Llegamos a la puerta principal donde había un portero. Me bajé y le pregunté si podíamos dejar el auto frente al hotel por unos quince minutos. De alguna manera, no sé por qué, accedió de inmediato a cuidar el auto. Subimos a uno de los pisos superiores del edificio a una suite muy bonita. El Sr. Nehru nos saludó. Llevaba ropa occidental y no tenía la cabeza rapada. La esposa del Sr. Nehru también estaba allí. Me senté en el mismo sofá que Prabhupāda, con el Sr. Nehru en el medio y Prabhupāda en el otro extremo.

In the beginning they spoke English. Prabhupāda reiterated some of his past life history and mentioned that he had had a pharmacy called Prayag Pharmacy. He had met Mr. Nehru in India, and Mr. Nehru acknowledged that he knew about the pharmacy. Prabhupāda then explained how he had taken sannyāsa. I noted that Prabhupāda was very warm and friendly. It was a side of him that I had never seen before. Not that he hadn’t been warm and friendly, but to a nondevotee person, I had never seen him quite in such a friendly attitude. I was totally intrigued to see how open and almost intimate Prabhupāda was becoming with this man. I noticed that Prabhupāda was presenting himself as a mendicant, a sannyāsī.

Al principio hablaron en inglés. Prabhupāda reiteró parte de la historia de su vida pasada y mencionó que tuvo una farmacia llamada Prayag Pharmacy. Conoció al Sr. Nehru en la India, el Sr. Nehru reconoció que conocía la farmacia. Prabhupāda luego explicó cómo tommó sannyāsa. Observé que Prabhupāda fue muy cálido y amistoso. Es un lado de él que nunca había visto antes. No es que no haya sido cálido y amistoso, pero para una persona no devota, nunca lo había visto en una actitud tan amistosa. Estaba totalmente intrigado de ver cuán abierto y casi íntimo se estaba volviendo Prabhupāda con este hombre. Noté que Prabhupāda se presentaba como un mendicante, un sannyāsī..

And then the rest of the conversation took place in Hindi. It was a wonderful time for me to observe the facial expressions and gestures and the great depth of feeling with which Prabhupāda communicated, because I had to try to guess what he was talking about. In fact, I was always speculating on what he might be saying. Then of course Mr. Nehru and sometimes his wife would interject remarks – all in Hindi. I was spinning enormous fantasies about what they all might be talking about. Prabhupāda had introduced me as Michael Grant, secretary, and I was sitting on top of the world from the beginning of the conversation. I felt that I had a stake in the conversation, that maybe Mr. Nehru is not aware that I am not understanding. I was very tuned in to the mood of the conversation even though I was not understanding it, but thinking that maybe I was understanding part of it, and trying to act as if I might know something about what they were saying. At some point in the conversation I was getting very involved in my fantasies of what it was about, and I heard the words missionary work come from Prabhupāda. He stopped and looked at me momentarily – there was a beat, and then the conversation resumed. I then realized that I had really been tuned in by that. Prabhupāda was asking something. Then, later in the conversation, he said in English, “But one word from you,” to Mr. Nehru. Then Śrīla Prabhupāda’s eyes opened wide and he paused, and I believe he looked around at me at that time. Then after a somewhat awkward silence, the conversation resumed again. Then I knew that Śrīla Prabhupāda was really asking for a favor and that he was letting me in on this by saying it in English. I felt that all I could do was try to look very serious and important somehow, such that this man would think that by my presence, as an American disciple, he could see that Śrīla Prabhupāda was doing great things by converting us Westerners to Kṛṣṇa consciousness. Somehow I wanted to help. But I didn’t know what it was, so I couldn’t say; and I just tried to play the part that Śrīla Prabhupāda seemed to want me to play in this transcendental game. Then the conversation became very convivial and the subject had changed.

El resto de la conversación tuvo lugar en hindi. Fue un momento maravilloso para mí observar las expresiones faciales y los gestos y la gran profundidad de los sentimientos con los que se comunicaba Prabhupāda, yo tenía que tratar de adivinar de qué estaba hablando. De hecho, siempre estaba especulando sobre lo que podría estar diciendo. Luego, por supuesto, el Sr. Nehru y a veces, su esposa intercalaban comentarios, todo en hindi. Estaba tejiendo enormes fantasías acerca de lo que todos podrían estar hablando. Prabhupāda me presentó como Michael Grant, secretario, yo estaba sentado en la cima del mundo desde el comienzo de la conversación. Sentí que tenía un interés en la conversación, que tal vez el Sr. Nehru no se da cuenta de que no estoy entendiendo. Estaba muy sintonizado con el estado de ánimo de la conversación a pesar de que no la entendía, pero pensaba que tal vez estaba entendiendo parte de ella y trataba de actuar como si pudiera saber algo sobre lo que estaban diciendo. En algún momento de la conversación, me estaba involucrando mucho en mis fantasías de lo que se trataba y escuché que las palabras trabajo misionero provienen de Prabhupāda. Se detuvo y me miró momentáneamente; hubo un latido y luego se reanudó la conversación. Entonces me di cuenta de que realmente me había sintonizado con eso. Prabhupāda estaba preguntando algo. Luego, más adelante en la conversación, dijo en inglés: “Pero una palabra tuya”, al Sr. Nehru. Entonces los ojos de Śrīla Prabhupāda se abrieron como platos e hizo una pausa, creo que me miró a su alrededor en ese momento. Luego, después de un silencio algo incómodo, la conversación se reanudó de nuevo. Entonces supe que Śrīla Prabhupāda realmente me estaba pidiendo un favor y que me estaba dejando entrar en esto diciéndolo en inglés. Sentí que todo lo que podía hacer era tratar de parecer muy serio e importante de alguna manera, de modo que este hombre pensara que por mi presencia, como discípulo estadounidense, podía ver que Śrīla Prabhupāda estaba haciendo grandes cosas al convertirnos a los occidentales a la Conciencia de Kṛṣṇa. De alguna manera quería ayudar. Pero no sabía qué era, así que no podía decir; solo traté de jugar el papel que Śrīla Prabhupāda parecía querer que yo jugara en este juego trascendental. Entonces la conversación se volvió muy agradable, el tema cambió..

Later, the wife of B. K. Nehru came forward and called Prabhupāda “Svāmīji” and said something in Hindi and gave him something wrapped in tin foil. It was about the size of a small apple. Then they exchanged words, and Śrīla Prabhupāda was very warm and cordial with Mrs. Nehru. On the way out I asked Prabhupāda first of all what the conversation was about. He was very vague but said it was about some land that he had been trying to get in India, I think in Vṛndāvana. It may have been in litigation, I don’t know, but he was asking Mr. Nehru’s help. I asked whether he was going to help, and Śrīla Prabhupāda was again rather vague about it, but he indicated that he felt the meeting was successful, or at least a step in the right direction. Then I asked about Mr. Nehru’s wife, whether she was European or what, and Prabhupāda said, “No, she is a Parsi.” Then on the ride back Prabhupāda opened the tin foil, and in it was a huge date, the biggest one I have ever seen in my life. And he took it out and took a big bite out of it and then offered me the rest, which I took, of course!

Más tarde, la esposa de B. K. Nehru se adelantó, llamó a Prabhupāda “Svāmīji” y dijo algo en hindi, le dio algo envuelto en papel de aluminio. Era del tamaño de una manzana pequeña. Luego intercambiaron palabras, Śrīla Prabhupāda fue muy cálido y cordial con la Sra. Nehru. Al salir, primero le pregunté a Prabhupāda de qué se trató la conversación. Fue muy vago, pero dijo que se trató de una tierra que ha estado tratando de conseguir en la India, creo que en Vṛndāvana. Posiblemente en un litigio, no lo sé, pero estaba pidiendo la ayuda del Sr. Nehru. Le pregunté si ayudaría, Śrīla Prabhupāda nuevamente fue bastante vago al respecto, pero indicó que sentía que la reunión fue un éxito, o al menos un paso en la dirección correcta. Luego le pregunté acerca de la esposa del Sr. Nehru, si era europea o qué, Prabhupāda dijo: “No, ella es parsi”. Luego, en el viaje de regreso, Prabhupāda abrió el papel de aluminio y dentro había un gran dátil, el más grande que he visto en mi vida, lo sacó y le dio un gran mordisco, luego me ofreció el resto, lo cual acepté, por supuesto!

Mukunda was also present with Prabhupāda in his room, along with a small group of devotees, when an earthquake took place. The telephone poles and wires began moving outside the window. The building trembled. No one said anything until Prabhupāda said, What is this? A devotee replied, It’s an earthquake, Svāmīji. Prabhupāda said, Oh. And then the earthquake suddenly stopped. Everyone present was very intent on Prabhupāda’s reaction. He said, We can just sit down and chant Hare Kṛṣṇa.

Mukunda también estuvo presente con Prabhupāda en su habitación, junto con un pequeño grupo de devotos, cuando ocurrió un terremoto. Los postes de teléfono y los cables comenzaron a moverse fuera de la ventana. El edificio tembló. Nadie dijo nada hasta que Prabhupāda dijo: ¿Qué es esto? Un devoto respondió: Es un terremoto, Svāmīji. Prabhupāda dijo: Oh. Entonces el terremoto se detuvo de repente. Todos los presentes estaban muy atentos a la reacción de Prabhupāda. Él dijo: Podemos simplemente sentarnos y cantar Hare Kṛṣṇa.

He recounted the bombing of Calcutta during the war. I was in the bomb shelter, and the bombs were falling; and I was thinking as I was chanting Hare Kṛṣṇa that if I had to die now, it would be wonderful to die while chanting Hare Kṛṣṇa. Mukunda and the other devotees felt secure being in Prabhupāda’s presence, even during the earthquake. They felt that no matter what catastrophe might happen, they could simply sit with him and chant Hare Kṛṣṇa and be happy.

Relató el bombardeo de Calcuta durante la guerra. Estaba en el refugio antiaéreo y las bombas caían; estaba pensando mientras cantaba Hare Kṛṣṇa que si tuviera que morir ahora, sería maravilloso morir mientras canto Hare Kṛṣṇa. Mukunda y los demás devotos se sintieron seguros estando en la presencia de Prabhupāda, incluso durante el terremoto. Sentían que sin importar qué catástrofe pudiera ocurrir, simplemente podían sentarse con él, cantar Hare Kṛṣṇa y ser felices.

When Prabhupāda had first returned from India, he had criticized Mukunda for failing to obtain the permanent residency status for him. Mukunda had only been able to obtain a temporary visitor’s visa. Why did you do this? Prabhupāda had asked him sharply. Mukunda made a few excuses, and Prabhupāda replied, You do not understand. Later Prabhupāda and Mukunda visited a local immigration office to seek the permanent residency status. The official who met with them was a woman. In the course of the routine conversation, Prabhupāda briefly mentioned the philosophy of Kṛṣṇa consciousness. The woman remarked, It must be very difficult to follow such a discipline in your life.

Prabhupāda replied, No, it is not. It’s just a question of remembering God. Then he gave her an example. Just as a woman goes to work and has to think of many different things, yet she never forgets to dress properly, so one has to think of God despite worldly duties. The woman immigration official could understand.

Cuando Prabhupāda regresó por primera vez de la India, criticó a Mukunda por no haber obtenido el estatus de residente permanente para él. Mukunda solo pudo obtener una visa de visitante temporal. ¿Por qué hiciste esto? Prabhupāda le había preguntado bruscamente. Mukunda dio algunas excusas y Prabhupāda respondió: Tú no entiendes. Más tarde, Prabhupāda y Mukunda visitaron una oficina de inmigración local para buscar el estatus de residencia permanente. El funcionario que se reunió con ellos era una mujer. En el curso de la conversación de rutina, Prabhupāda mencionó brevemente la filosofía de la Conciencia de Kṛṣṇa. La mujer comentó: Debe ser muy difícil seguir tal disciplina en tu vida.

Prabhupāda respondió: No, no lo es. Es solo una cuestión de recordar a Dios. Luego le dio un ejemplo. Así como una mujer va a trabajar y tiene que pensar en muchas cosas diferentes, pero nunca se olvida de vestirse apropiadamente, uno tiene que pensar en Dios a pesar de los deberes mundanos. La mujer oficial de inmigración pudo entender.

During the conversation, the recent earthquake was mentioned, and the woman said that the building they were in was earthquake-proof. After the meeting, when Prabhupāda was leaving, he said to Mukunda, There is no such thing as ‘earthquake-proof,’ and he laughed.

Durante la conversación, se mencionó el reciente terremoto, la mujer dijo que el edificio en el que se encontraban era a prueba de terremotos. Después de la reunión, cuando Prabhupāda se iba, le dijo a Mukunda: No existe tal cosa como 'a prueba de terremotos' y se rió.

Līlāvatī: He called me into his room. He was sitting on his bed talking to Mukunda. When I arrived, he stopped speaking with him and turned to me and said, “So how are you liking this Kṛṣṇa consciousness?” And I said, “Oh, Svāmīji, my life has changed completely.” He bowed his head and said, “Thank you very much.” He was very pleased. Then he continued his conversation with Mukunda. He was asking him, “So, Mukunda, you have cast so many pairs of karatālas from the ones I have brought, but I do not see any of the devotees with them.” I chimed in and said, “Oh, Svāmīji, that is because he is charging money.” This was my conception of spiritual life – no eating, no money, nothing, everything neti neti neti. So Prabhupāda said, “Oh, charging money is bad?” I was surprised. He said, “You must understand that anything that is used in the service of Kṛṣṇa is not bad. It is good. Money is not bad if it is used in the proper way.” This was my first lesson in real renunciation, real spiritual life. He then asked me to edit the first volume of Śrīmad-Bhāgavatam, correcting punctuation and grammar. I was so thrilled and enthusiastic. After leaving his room very shortly after we spoke, I immediately began to work. I was extremely excited about doing it.

Līlāvatī: Me llamó a su habitación. Estaba sentado en su cama hablando con Mukunda. Cuando llegué, dejó de hablar con él, se volvió hacia mí y dijo: “Entonces, ¿cómo te está gustando esta Conciencia de Kṛṣṇa?” Contesté: “Oh, Svāmīji, mi vida ha cambiado por completo”. Inclinó la cabeza y dijo: “Muchas gracias”. Estaba muy contento. Entonces continuó su conversación con Mukunda. Él le estaba preguntando: “Entonces, Mukunda, has moldeado tantos pares de karatālas de los que he traído, pero no veo a ninguno de los devotos con ellos”. Intervine y dije: “Oh, Svāmīji, eso es porque está cobrando dinero”. Esta era mi concepción de la vida espiritual: nada de comer, nada de dinero, nada, todo neti neti neti. Entonces Prabhupāda dijo: “Oh, ¿cobrar dinero es malo?” Me sorprendió. Él dijo: “Debes entender que cualquier cosa que se use en el servicio de Kṛṣṇa no es mala. Es buena. El dinero no es malo si se usa de la manera adecuada”. Esta fue mi primera lección de renuncia real, vida espiritual real. Luego me pidió que editara el primer volumen del Śrīmad-Bhāgavatam, corrigiendo la puntuación y la gramática. Estaba tan emocionada y entusiasmada. Después de salir de su habitación poco después de que hablamos, inmediatamente comencé a trabajar. Estaba muy emocionada de hacerlo.

Kṛṣṇadāsa: He was continually working on the Bhāgavatam and would make dictaphone tapes that he would send to Satsvarūpa every other day in Boston. I remember one morning as I was going to work, Govinda dāsī gave me this little package that was a tape with Satsvarūpa’s address in Boston, and she asked me to mail it on my way to work. The address was on one side, and the stamps were on the other. Every day when I went to work, Prabhupāda left his door open. So whenever I would go to work, I would pay my obeisances, or sometimes as I was walking by he would see me and ask me to come in, and he would give me a little prasādam. He would say, “Oh, you are off to work now? Good. I am glad you are steady.” Then in the evening I would get off the train, which would stop right at Willard Street. Prabhupāda’s room overlooked the streetcar stop. Sometimes I would get off the streetcar, and Prabhupāda would be looking down at me from his room, so I would pay my obeisances right there in the street, and he would nod. I would come in, and he would ask how the day was. So our relationship was very personal. I was never afraid of asking him if I had any difficulties. So when I was asked by Govinda dāsī to mail this tape, I stopped in Prabhupāda’s room and told him that I noticed that the stamps were on one side and the address was on the other. “Are you sure there won’t be any difficulty in the mailing?” I asked. He said, “No, no, there won’t be any difficulty. I’ve done it before.” So I went out and I was getting ready when I noticed that the thing was stapled. I had been mailing jewelry all my life, and I never sent anything with staples – always a string or something in case the staples fell off. So again I knocked on the door and said, “Svāmīji, I’ve got to apologize, I don’t mean to disturb you, but it’s stapled. Are you sure it doesn’t have to be tied?” I was trying to be helpful, not critical. Maybe I was a little overly confident. So Svāmīji said, “No, no, it’s all right.” So I left. As I was putting my jacket on I saw that about two inches (5 cm) of the envelope was unstapled and the tape was open to view. You could actually squeeze the thing, and although it couldn’t fall out, it was visible. So I walked back in the room and paid my obeisances and said, “Svāmīji, you can see the tape inside.” Prabhupāda immediately hit his hand on the table loudly and yelled, “The spiritual master is never at fault! And even if he is, it’s your duty as his disciple to do whatever he asks.” He went on for at least half an hour about how one should be very observant of what the spiritual master says and not criticize. It was like he was saying, “I will be your spiritual master, and I will instruct you, but what can I do if you won’t take my advice?”

Kṛṣṇadāsa: Él estaba trabajando continuamente en el Bhāgavatam y hacía cintas de dictáfono que enviaba cada dos día a Satsvarūpa en Boston. Recuerdo que una mañana, cuando me dirigía al trabajo, Govinda dāsī me dio un paquetito que era una cinta con la dirección de Satsvarūpa en Boston y me pidió que se lo enviara de camino al trabajo. La dirección estaba en un lado y los sellos en el otro. Todos los días cuando iba a trabajar, Prabhupāda dejaba su puerta abierta. Entonces, cada vez que iba a trabajar, ofrecía mis reverencias, a veces, mientras pasaba, me veía y me pedía que entrara y me daba un poco de prasādam. Él diría: “Oh, ¿vas a trabajar ahora? Bien. Me alegro de que estés estable. Luego, por la noche, me bajaba del tren, que paraba justo en la Calle Willard. La habitación de Prabhupāda daba a la parada del tranvía. A veces me bajaba del tranvía y Prabhupāda me miraba desde su habitación, así que yo ofrecía mis reverencias allí mismo en la calle y él asentía. Yo entraba y él me preguntaba cómo estuvo el día. Así que nuestra relación era muy personal. Nunca tuve miedo de preguntarle si tenía alguna dificultad. Entonces, cuando Govinda dāsī me pidió que enviara esta cinta, me detuve en la habitación de Prabhupāda y le dije que noté que los sellos estaban en un lado y la dirección en el otro. “¿Estás seguro de que no habrá ninguna dificultad en el envío?” pregunté. Él dijo: “No, no, no habrá ninguna dificultad. Lo he hecho antes. Así que salí y me estaba preparando cuando noté que la cosa estaba engrapada. Estuve enviando joyas por correo toda mi vida y nunca enviaba nada con grapas, siempre con una cuerda o algo por si las grapas se caían. Así que llamé a la puerta nuevamente y dije: “Svāmīji, debo disculparme, no pretendo molestarlo, pero está engrapado. ¿Estás seguro de que no tiene que estar atado? Estaba tratando de ser útil, no crítico. Tal vez estaba un poco demasiado confiado. Así que Svāmīji dijo: “No, no, está bien”. Así que me fui. Mientras me ponía la chaqueta vi que aproximadamente cinco centímetros del sobre no estaban engrapadas y la cinta estaba abierta a la vista. De hecho, podías apretar la cosa y aunque no podía caerse, era visible. Así que regresé a la habitación, ofrecí mis reverencias y dije: “Svāmīji, puedes ver la cinta adentro”. Prabhupāda inmediatamente golpeó fuertemente su mano sobre la mesa y gritó: “¡El maestro espiritual nunca tiene la culpa! E incluso si lo es, es tu deber como su discípulo hacer todo lo que te pida”. Continuó durante al menos media hora sobre cómo uno debe ser muy observador de lo que dice el maestro espiritual y no criticar. Era como si estuviera diciendo: “Seré tu maestro espiritual y te instruiré, pero ¿qué puedo hacer si no sigues mi consejo?”

Kṛṣṇadāsa also got a chance to shave Prabhupāda’s head. Not many of the devotees in those days wore the Vaiṣṇava śikhā, the tuft of hair at the back of the head. Prabhupāda had very little hair, but he did have a śikhā about three inches (7 cm) in diameter at the back of his head. Thinking that only the disciples wore the śikhā, Kṛṣṇadāsa shaved off Prabhupāda’s śikhā. But Prabhupāda only mentioned it mildly: “Oh, you have cut off my śikhā.” On another occasion while shaving Prabhupāda’s head, Kṛṣṇadāsa cut him, but Prabhupāda didn’t notice it. He was chanting the whole while. But when Upendra came in and saw a bit of blood on Prabhupāda’s head, he exclaimed. Prabhupāda said, “What? What?” and put his hand to his head. “Oh, you’ve cut me,” said Prabhupāda. But that was all he said. Upendra later told Kṛṣṇadāsa that he had committed a great offense. That evening Kṛṣṇadāsa went to Prabhupāda and mentioned the cut. “There is no difficulty,” said Prabhupāda. “You are just a little young yet. Young don’t have a steady hand.”

Kṛṣṇadāsa también tuvo la oportunidad de afeitarle la cabeza a Prabhupāda. No muchos de los devotos en esos días usaban la śikhā vaiṣṇava, el mechón de cabello en la parte posterior de la cabeza. Prabhupāda tenía muy poco cabello, pero tenía un śikhā de unos siete centímetros de diámetro en la parte posterior de la cabeza. Pensando que solo los discípulos usaban la śikhā, Kṛṣṇadāsa afeitó la śikhā de Prabhupāda. Pero Prabhupāda solo lo mencionó suavemente: “Oh, has cortado mi śikhā”. En otra ocasión, mientras afeitaba la cabeza de Prabhupāda, Kṛṣṇadāsa lo cortó, pero Prabhupāda no lo notó. Estuvo cantando todo el tiempo. Pero cuando Upendra entró y vio un poco de sangre en la cabeza de Prabhupāda, exclamó. Prabhupāda dijo: “¿Qué? ¿Qué?” y se llevó la mano a la cabeza. “Oh, me ha cortado”, dijo Prabhupāda. Pero eso fue todo lo que dijo. Upendra más tarde le dijo a Kṛṣṇadāsa que había cometido una gran ofensa. Esa noche Kṛṣṇadāsa fue donde Prabhupāda y mencionó el corte. “No hay problema”, dijo Prabhupāda. “Solo eres un poco joven todavía. Los jóvenes no tienen una mano firme”.

There is a saying in India that a mother teaches her daughter-in-law by teaching her daughter. In other words, the mother will most readily give corrective instruction to her own daughter, but the instruction will apply equally to the less accessible daughter-in-law. Similarly, Prabhupāda gave many instructions not only during class lectures but in daily dealings with his servants, such as Upendra. Any exchanges with the ācārya are themselves teachings both by precept and example, and the whole world can benefit from hearing them.

Hay un dicho en la India que dice que una madre enseña a su nuera enseñando a su hija. En otras palabras, la madre estará más dispuesta a dar instrucción correctiva a su propia hija, pero la instrucción se aplicará igualmente a la nuera menos accesible. De manera similar, Prabhupāda dio muchas instrucciones no solo durante las clases sino también en el trato diario con sus sirvientes, como Upendra. Cualquier intercambio con el ācārya son en sí mismas enseñanza tanto por precepto como por ejemplo y todo el mundo puede beneficiarse al escucharlas.

With Upendra, Prabhupāda’s instructions were often in response to Upendra’s mistakes. Upendra followed Prabhupāda everywhere. Once they were walking downstairs on the way to the temple, and Upendra, walking behind, called out to Prabhupāda to get his attention. Prabhupāda turned around on the stairs, raised his cane, and said, I told you never to call from behind. On the way back from the temple, Upendra was supposed to carry Prabhupāda’s Śrīmad-Bhāgavatam, eyeglasses, and karatālas. One evening Upendra got sidetracked talking with a guest, and when he returned to the house, Prabhupāda was waiting for him. Govinda dāsī warned Upendra that Prabhupāda was angry at having to walk back to the house alone. Uttering apologies, Upendra entered his room. Prabhupāda said, Whenever you are to do something, do it nicely. Do not be irresponsible. One day Upendra was looking for Prabhupāda within the apartment, and he went into Govinda dāsī’s room to ask her where Prabhupāda was. As Upendra left Govinda dāsī’s room, he met Prabhupāda coming down the hall. Later Prabhupāda called him and told, You are a brahmacārī. You should not be in the same room alone with Govinda dāsī or any girl. Do not do like that in the future.

Con Upendra, las instrucciones de Prabhupāda a menudo respondían a los errores de Upendra. Upendra siguió a Prabhupāda a todas partes. Una vez estaban bajando las escaleras camino al templo y Upendra, caminando detrás, llamó a Prabhupāda para atraer su atención. Prabhupāda se dio la vuelta en las escaleras, levantó su bastón y dijo: Te dije que nunca llames por detrás. En el camino de regreso del templo, se suponía que Upendra debía llevar el Śrīmad-Bhāgavatam de Prabhupāda, anteojos y karatālas. Una noche, Upendra se distrajo hablando con un invitado y cuando regresó a la casa, Prabhupāda lo estaba esperando. Govinda dāsī le advirtió a Upendra que Prabhupāda estaba enojado por tener que caminar solo de regreso a la casa. Upendra se disculpó y entró en su habitación. Prabhupāda dijo: Siempre que tengas que hacer algo, hazlo bien. No seas irresponsable. Un día, Upendra estaba buscando a Prabhupāda dentro del apartamento y entró en la habitación de Govinda dāsī para preguntarle dónde estaba Prabhupāda. Cuando Upendra salió de la habitación de Govinda dāsī, se encontró con Prabhupāda que venía por el pasillo. Más tarde, Prabhupāda lo llamó y le dijo: Tú eres un brahmacārī. No deberías estar solo en la misma habitación con Govinda dāsī o cualquier otra muchacha. No hagas eso en el futuro.

When Govinda dāsī had to go to the doctor, Upendra, although having no experience, whimsically volunteered to take dictation from Prabhupāda as Prabhupāda answered his letters. Prabhupāda began to dictate quickly, and Upendra immediately ran into trouble trying to write down his words. At the end of the letter, Prabhupāda asked him to reread it, but Upendra couldn’t read his own handwriting because it had been scribbled with such speed. Prabhupāda looked at him incredulously, saying, Why do you do things like that? You cannot read your own handwriting? Upendra attempted to read but could not, and Prabhupāda had to fill in the whole letter again, while Upendra wrote in the words that he had missed or could not read.

Cuando Govinda dāsī tuvo que ir al médico, Upendra, aunque no tenía experiencia, caprichosamente se ofreció como voluntario para tomar el dictado de Prabhupāda mientras Prabhupāda respondía sus cartas. Prabhupāda comenzó a dictar rápidamente y Upendra inmediatamente tuvo problemas al tratar de escribir sus palabras. Al final de la carta, Prabhupāda le pidió que la volviera a leer, pero Upendra no pudo leer su propia letra porque había sido garabateada con tanta rapidez. Prabhupāda lo miró con incredulidad y dijo: ¿Por qué haces cosas así? ¿No puedes leer tu propia letra? Upendra intentó leer pero no pudo y Prabhupāda tuvo que volver a completar toda la carta, mientras que Upendra escribió las palabras que faltaban o que no podía leer.

One of Upendra’s regular duties was to crush up rock sugar candy, which Prabhupāda took in water as medicine. One evening, while Prabhupāda watched him, Upendra put the crushed sugar candy in water and mixed it by pouring the water from one glass to another. Somehow a glass slipped from his hand, and in trying to catch it, he splashed it all over his head, face, and the front of his body. Prabhupāda looked at him and simply said, Go wash.

Uno de los deberes habituales de Upendra era triturar azúcar de roca, que Prabhupāda tomaba en agua como medicina. Una noche, mientras Prabhupāda lo observaba, Upendra puso el dulce de azúcar triturado en agua y lo mezcló vertiendo el agua de un vaso a otro. De alguna manera, un vaso se le resbaló de la mano y al tratar de atraparlo, se salpicó la cabeza, la cara y la parte delantera del cuerpo. Prabhupāda lo miró y simplemente dijo: Ve a lavarte.

No, no, Upendra protested. Let me finish making your medicine for you. As he continued his work, the sugar water thickened, leaving his hands, face, and arms sticky as the sugar hardened and crystalized. Prabhupāda said nothing, but watched and accepted the service of his foolish but sincere disciple.

No, no, protestó Upendra. Déjame terminar de prepararte la medicina. Mientras continuaba con su trabajo, el agua azucarada se espesó, dejando sus manos, cara y brazos pegajosos a medida que el azúcar se endurecía y cristalizaba. Prabhupāda no dijo nada, pero observó y aceptó el servicio de su tonto pero sincero discípulo.

Perhaps certain activities cannot be called instructions; they are simply līlā.

Quizás ciertas actividades no puedan llamarse instrucciones; son simplemente līlās.

Upendra: At the Willard Street apartment, Prabhupāda would sometimes go out on the back porch. It was very small and wasn’t meant for walking, just for going down the back stairs two levels. But the people in the apartment below us had a little Pekingese dog that would bark at anyone who would come out above. The dog would run up the stairs to the next platform below and yap away with a shrill bark. Prabhupāda would go out and stand on the little porch, inciting the dog’s barking, and then ignore the dog. Then all of a sudden he would turn to the dog, raise his hands, and make a scary face. The Pekingese would become very frightened and would whimper and run down the stairs, while Prabhupāda would laugh. He did this a number of times, like a young boy.

Upendra: En el departamento de la Calle Willard, Prabhupāda a veces salía al pórtico trasero. Era muy pequeño y no estaba hecho para caminar, solo para bajar las escaleras traseras de dos niveles. Pero la gente en el apartamento de abajo tenía un pequeño perro pequinés que ladraba a cualquiera que saliera arriba. El perro subía corriendo las escaleras hasta la siguiente plataforma y se alejaba ladrando con un ladrido estridente. Prabhupāda salía y se paraba en el pequeño porche, incitando los ladridos del perro, luego ignoraba al perro. Entonces, de repente, se giraba hacia el perro, levantaba las manos y ponía una cara de miedo. El pequinés se asustaba mucho, gemía y bajaba corriendo las escaleras, mientras Prabhupāda se reía. Lo hizo varias veces, como lo haría un niño.

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