| My dear King, on the heart of Lord Murāri he saw religion; on the chest, both pleasing words and truthfulness; in the mind, the moon; on the bosom, the goddess of fortune, with a lotus flower in her hand; on the neck, all the Vedas and all sound vibrations; on the arms, all the demigods, headed by King Indra; in both ears, all the directions; on the head, the upper planetary systems; on the hair, the clouds; in the nostrils, the wind; on the eyes, the sun; and in the mouth, fire. From His words came all the Vedic mantras, on His tongue was the demigod of water, Varuṇadeva, on His eyebrows were the regulative principles, and on His eyelids were day and night. [When His eyes were open it was daytime, and when they were closed it was night.] On His forehead was anger, and on His lips was greed. O King, in His touch were lusty desires, in His semen were all the waters, on His back was irreligion, and in His wonderful activities or steps was the fire of sacrifice. On His shadow was death, in His smile was the illusory energy, and on the hairs of His body were all the drugs and herbs. In His veins were all the rivers, on His nails were all the stones, in His intelligence were Lord Brahmā, the demigods and the great saintly persons, and throughout His entire body and senses were all living entities, moving and stationary. Bali Mahārāja thus saw everything in the gigantic body of the Lord. | | | Mi querido rey, en el corazón del Señor Murāri vio la religión; en el pecho, las palabras agradables y la veracidad; en la mente, la Luna; también en el pecho, vio a la diosa de la fortuna, con una flor de loto en la mano; en el cuello, vio todos los Vedas y todas las vibraciones sonoras; en los brazos, a todos los semidioses, encabezados por el rey Indra; en Sus dos oídos, todas las direcciones; en la cabeza, los sistemas planetarios superiores; en el cabello, las nubes; en las fosas nasales, el viento; en los ojos, el Sol; y en la boca, el fuego. De Sus palabras vinieron todos los mantras védicos, en Su lengua estaba el semidiós del agua, Varuṇadeva, y, en Sus cejas, los principios regulativos; el día y la noche estaban en Sus párpados. [Cuando Sus ojos estaban abiertos, era de día, y cuando se cerraban se hacia de noche]. En Su frente estaba la ira, y en Sus labios la codicia. ¡Oh, rey!, en Su tacto estaban los deseos lujuriosos, en Su semen todas las aguas, en Su espalda la irreligión, y en Sus maravillosas actividades o pasos, el fuego de sacrificio. En Su sombra estaba la muerte, en Su sonrisa la energía ilusoria, y en los vellos de Su cuerpo, todas las hierbas y plantas medicinales. En Sus venas estaban todos los ríos, en Sus uñas todas las piedras, en Su inteligencia el Señor Brahmā, los semidioses y las grandes personas santas, y por todo Su cuerpo y Sus sentidos, todas las entidades vivientes, móviles e inmóviles. De este modo, Bali Mahārāja lo vio todo en el gigantesco cuerpo del Señor. | |