| The followers of the karma-mīmāṁsā philosophy declare that there is no eternal kingdom of God beyond this universe and that one should therefore become a professional performer of Vedic rituals in order to keep oneself in a material heavenly planet. As explained by the Lord to Śrī Uddhava in a previous chapter, there is no actual happiness in the material world, since one will inevitably rotate throughout the various planetary environments stretching from heaven to hell and thus always be disturbed within the material atmosphere. Although the doctor may give a child candy-covered medicine, one who urges the child to eat the candy and throw away the medicine is certainly a great fool. In the same way, the flowery statements of the Vedas describing heavenly enjoyment do not award the real fruit of Vedic knowledge but merely supply decorative blossoms of sense gratification. As stated in the Vedas (Ṛg Veda 1.22.20), tad viṣṇoḥ paramaṁ padaṁ sadā paśyanti sūrayaḥ. Even the demigods, who are permanent residents of heaven, are always looking to the eternal abode of the Supreme Lord. Foolish people who admire the standard of living in material heaven should therefore note that the demigods themselves are devotees of the Supreme Lord. One should not become a bogus propagator of so-called Vedic knowledge but should take to Kṛṣṇa consciousness and make a genuine solution to the problem of progressing in life. | | | Los seguidores de la filosofía karma-mīmāṁsā declaran que no existe ningún reino eterno de Dios más allá de este universo y que por lo tanto, uno debe convertirse en un ejecutante profesional de los rituales védicos para mantenerse en un planeta celestial material. Como le explicó el Señor a Śrī Uddhava en un capítulo anterior, no hay verdadera felicidad en el mundo material, ya que inevitablemente uno rotará por los diversos entornos planetarios que se extienden desde el cielo hasta el infierno, por lo tanto, siempre estará perturbado dentro de la atmósfera material. Aunque el médico le dé a un niño un medicamento cubierto de caramelos, aquel que lo incita a comerse los caramelos y a tirar el medicamento es, sin duda, un gran tonto. De la misma manera, las floridas declaraciones de los Vedas que describen el disfrute celestial no otorgan el verdadero fruto del conocimiento védico, sino que simplemente proporcionan flores decorativas de la complacencia de los sentidos. Como se afirma en los Vedas (Ṛg Veda 1.22.20): tad viṣṇoḥ paramaṁ padaṁ sadā paśyanti sūrayaḥ. Incluso los semidioses, que son residentes permanentes del cielo, siempre están mirando hacia la morada eterna del Señor Supremo. Por lo tanto, las personas necias que admiran el nivel de vida del cielo material deben tener en cuenta que los propios semidioses son devotos del Señor Supremo. Uno no debe convertirse en un falso propagador del supuesto conocimiento védico, sino que debe adoptar el proceso de la Conciencia de Kṛṣṇa y encontrar una solución genuina al problema del progreso en la vida. | |